El gobierno checo ha anunciado su intención de retrasar la implementación del nuevo sistema de comercio de emisiones de la UE (ETS 2) hasta al menos 2028. El primer ministro de Chequia, Petr Fiala, advirtió sobre los posibles efectos negativos que la normativa podría tener en la economía del país y abogó por una revisión de los objetivos medioambientales.
El ETS 2, que ampliará el comercio de emisiones para incluir el transporte por carretera y la calefacción de edificios, está previsto para entrar en vigor en 2027. Sin embargo, la administración checa busca postergar su implementación con el objetivo de mejorar el sistema y reforzar la protección contra el aumento de los costos energéticos.
Preocupación por el impacto económico
«Necesitamos revisar los objetivos medioambientales para que no tengan un impacto negativo en toda la economía», declaró Fiala, según la Agencia de Noticias Checa.
El gobierno de Chequia considera que la puesta en marcha del ETS 2 podría generar un aumento en los precios de la energía que afectaría a hogares, empresas e industrias. Por ello, Fiala ha afirmado que su país intentará persuadir a sus socios europeos para que se sumen a la propuesta de retrasar su aplicación hasta 2028.
«Queremos introducir una protección más sólida contra la fuerte subida de los precios de la energía antes de que el ETS 2 entre en vigor», señaló el primer ministro. Asimismo, advirtió que, de no lograrse esta postergación, los costos adicionales podrían perjudicar gravemente la economía checa.
Postura ante la reducción de emisiones
Además de la solicitud de retraso del ETS 2, el gobierno checo ha manifestado su rechazo a la nueva propuesta de la Comisión Europea para reducir las emisiones en 2040. Según Fiala, su país está abierto a debatir sobre medidas medioambientales, pero insiste en que estas deben ser realistas y equilibradas para no perjudicar la competitividad económica de la región.
El primer ministro también dejó abierta la posibilidad de buscar un aplazamiento aún mayor del ETS 2, aunque reconoció la necesidad de encontrar un consenso amplio con el resto de los países miembros de la UE.
«Podríamos imaginar un aplazamiento más largo, por ejemplo, hasta que los precios de la energía en Europa sean realmente competitivos, pero somos realistas y estamos tratando de alcanzar el mayor consenso posible», concluyó Fiala.
